Elaborados con aceite puro de oliva y huevos; en su interior chorizo ibérico, luego se cuece, dando un exquisito sabor. Pudo y debió ocurrir así. Hace muchos años; siglos atrás. Un día cualquiera de una primavera cualquiera. Primavera crecida de verano anticipado, caluroso, torrante. Sobre una mambla. Sobre una colina, otero de rabadán. Y allí…