En tierra de jamones, un paraje pata negra. Mucho más cerca de lo que nos imaginamos nos topamos con este paraíso desconocido. Un verdadero descubrimiento in-pandemia: la Sierra de Tonda.

La ruta comienza en Fuenterroble de Salvatierra (Salamanca), la ruta es circular y consta de unos 20 Km. en total, aunque puede acortarse por la multitud de caminos que llevan otra vez a Fuenterroble de Salvatierra. A la salida de la localidad de Fuenterroble de Salvatierra, frente a un parque infantil tenemos dos opciones, de frente, por la Vía de la Plata hacia el valle de Santiago, o a la izquierda, por el Sauco.
El camino discurre plácido, sin grandes estridencias ni desniveles, apto para todo tipo de caminantes, de todos los perfiles y condiciones físicas. A lo largo del recorrido están los secretos de Tonda, (se trata de la fuente, la tortuga, el refugio, el mirador, la charca y la virgen de la Asunción), lugares en los que hay algo diferente que bien merece la pena hacer un descanso. Estos puntos y el trazado están claramente señalizados y en ningún momento tienes la sensación de haberte perdido pues en cada cruce o lugar de duda ahí su correspondiente poste con las placas de dirección.
En cuanto al paisajes es muy variado, en apenas metros cambiamos los robles por encinas y en otra zona pequeños pinares. Sentir una lluvia de hojas a cámara lenta sobre tu pelo no tiene parangón. Podrás sentirte como el protagonista de “Otoño en Nueva York” durante muchos minutos, dejándote acariciar por la caída de la otoñada. También resultan muy llamativas las rocas erosionadas con formas caprichosas, muchas con aparentes toboganes tallados seguramente por la nieve al derretirse. Para los amantes de la fauna también es un buen lugar ya que pudimos ver arrendajos, rabilargos, pinzones, mirlos e incluso un buitre sobrevolando la zona y huellas en el camino de tejón y zorro.
A pesar de movernos por una zona boscosa muchos son los claros con vistas a la sierra de Béjar, desde donde se aprecia perfectamente la estación de esquí de la Covatilla.
Sin duda alguna esta ruta merece la pena ser visitada. Para aficionados al senderismo que salen a caminar habitualmente podrán realizar la ruta completa saliendo desde Fuenterroble de Salvatierra sin problemas en 4-5 horas tomándose sus tiempos para descansar y disfrutar del paisaje. Si no eres habitual debes tener en cuenta que hay varias cuestas con una pendiente que requiere de esfuerzo físico y pulsaciones altas. Lo que obliga a tirar de gemelos y te acuerdas de esos bastones de treking que te has dejado en casa porque no te esperas esos desniveles, a pesar de haber estudiado el perfil.
Por el Valle de Santiago
Salimos de la plaza del Santísimo Cristo por la calle larga hacia las afueras del pueblo por el Camino de Santiago de la Vía de la Plata en dirección a Cáceres, a la salida de la localidad de Fuenterroble de Salvatierra en los estiales, aquí salimos a la carreta de Valdelacasa, siguiéndola unas 250 metros hasta el primer camino que sale a la izquierda justo antes del depósito de abastecimiento de agua de la localidad, entrando en el camino o valle de Santiago seguimos el camino sin tomar ninguna desviación hasta salir de nuevo a la carretera de Valdelacasa, la que continuaremos unas 400 metros para desviarnos por la Cañada Real o Vizana o de la Plata, la cual seguiremos sin tomar ninguna desviación a la izquierda hasta llegar a la entrada de la Sierra de Tonda, a pocos metros del nacimiento del arroyo Verrugas dejamos a la izquierda el Cañada Real o Vizana o de la Plata.

Entramos en la finca y tomamos el camino de la derecha que nos ira dando una vuelta a Los Trampales, zona granítica de pinos y encinas en el que iremos buscando la pared limítrofe de términos municipales (Valdelacasa, La Puebla de San Medel, Fuentes de Béjar y Guijuelo), siguiéndola sin desviarnos hasta Las Hoyuelas, donde encontraremos robles, encontraremos el cortafuegos que cruza Tonda, por el cual pasaremos más adelante, seguimos el camino hacia la zona conocida como Las Monjas, aquí tomaremos el camino que sube serpenteante hacia la cumbre de Tonda, volviéndonos a encontrar el cortafuegos, siguiéndole un rato para desviarnos a la derecha en ascenso hacia Las Pedrizas (1.183 m.) pico más alto de Tonda, comenzaremos una baja buscando de nuevo los límites de la Sierra de Tonda, girando a la izquierda hacia Peña Gorda encontrándonos el camino de Valdelacasa a Campillo el cual tomaremos a la izquierda adentrarnos en el interior buscando la Caseta de Tonda cruzando de nuevo el cortafuegos, retomamos de nuevo el camino de Valdelacasa a Campillo dirección Los Majadales para salir de nuevo a Las Hoyuelas y encontrarnos el cortafuegos el cual seguiremos en ascenso hasta la Fuente del Cancho para salir de la Sierra de Tonda por Los Arroyos, seguimos recto por el camino de la Umbría dejando el camino de Los Rozos a la izquierda y el camino de El Fontanal a la derecha, sin desviarnos hasta el cruce de Matalavadero, girando a la derecha por el valle hasta el la fuente de El Pilón, ya en las afueras de Fuenterroble.
Por el Sauco
Giraremos a la izquierda —el Sauco— y seguimos un camino hasta el cruce de Matalavadero, aquí cruzaremos antes el Arroyo de los Accidentes antes de tomar el camino, ya en el cruce hay cuatro caminos, nombro izquierda a derecha —Matalavadero, Sauco, Dehesilla, y el que traemos La Huerta—, nosotros tomaremos el primero a la derecha conocido como La Dehesilla, que en un ligero ascenso nos llevara por el valle de la Calzada hasta la base de la Sierra de Tonda, en dirección a Los Majadales, donde tomaremos un camino a la derecha que nos llevará hacia Los Trampales.

Flora
Roble, melojo (quercus pirenaica). Árbol grande, que puede llegar a los 25 m., si bien debido a su explotación a menudo le vemos rebrotando y formando rodales enmarañados. Su principal característica es que sus hojas son aterciopeladas por ambas caras y poseen unos lóbulos muy profundos. Estas hojas son simples, alternas y caducas, aunque en muchos ejemplares, sobre todos los juveniles, se mantienen secas en invierno y caen cuando el brote de la nueva hoja las empuja (marcescentes). Las flores crecen en largos pedúnculos colgantes amarillentos (amentos) y las bellotas son globosas y amargas.
Pino Rodeno, Rubial o Negral (pinus pinaster). Este pino se caracteriza por el tamaño de sus acículas y sus piñas, las más grandes de los pinos ibéricos. Su tronco suele ser algo tortuoso, de color castaño oscuro por su gruesa corteza, y alcanza los 40 m de altura. Las acículas miden 10-25 cm de largo y las piñas son alargadas, de 8-22 cm de largo por 5-8 cm de ancho. Los piñones son pequeños y, cuando la piña madura y se abre, salen con un ala membranosa para facilitar la dispersión por el viento.
Encina (quercus ilex). Árbol de porte variable, copa densa y tronco grueso y oscuro. Sus hojas son persistentes, alternas, de haz verde oscuro y envés cubierto de un denso tomento blanquecino, de aspecto aterciopelado. Las flores nacen en primavera agrupadas en ramillos colgantes (amentos) de color amarillo-ocre, y sus frutos (bellotas) pueden ser dulces o amargos
Espino Albar o Majuelo (crataegus monogyna). El majuelo suele presentarse como un arbusto muy ramoso y variable, que si se deja crecer alcanza el porte de un pequeño árbol de hasta 10 m de altura. Las hojas nos recuerdan en cierto modo a las del perejil; son caducas, simples, alternas (este carácter se observa mejor la parte intermedia de las ramas, pues en los extremos a veces aparecen muy juntas) y tienen de 3 a 7 lóbulos profundos y desiguales. La floración es blanca, muy vistosa y abundante. El fruto maduro es como una manzanita rojiza, carnosa y algo harinosa, de 0,5-1 cm de diámetro y con un solo hueso, lo que lo diferencia del espino navarro (C. laevigata) (Poir. DC.) y del espino negro (C. laciniata Ucria).
Fresno (fraxinus angustifolia). Árbol de buen porte que puede alcanzar los 25 m de altura, de corteza gris que se agrieta con la edad y a veces con un tronco muy grueso favorecido por la poda periódica de sus ramas. Las hojas son caducas, opuestas —aunque a veces aparecen algunas alternas— y compuestas generalmente de 7-11 hojuelas —siempre en número impar (imparipinnadas)— que son lanceoladas, generalmente de 10-30 mm de ancho y serradas, pero con los dientes espaciados. Las yemas son marrones o pardo-claras, a diferencia de Fraxinus excelsior L., con el que se puede confundir. Las flores nacen antes de que las hojas se hayan formado, son verdosas, no tienen pétalos y por tanto son poco vistosas, aunque crecen en grupitos colgantes. Los frutos también salen en grupos, son aplanados, ovalados y muy alargados, y la semilla posee un ala en casi todo su contorno para facilitar su dispersión por el viento (sámaras).
Fauna
Actualmente, dentro del término de Fuenterroble, el referido monte de Tonda constituye el principal hábitat de diversas especies de mamíferos, como el jabalí, el zorro, el tejón, el turón, la garduña, la comadreja, la nutria, el gato montés, la gineta y el conejo; además de una nutrida población de roedores y topillos. Pero, es la avifauna la que cuenta con un mayor número de representantes, entre los cuales, cabe citar el azor, el gavilán, el milano negro, el milano real, el águila ratonera, el águila culebrera, el águila calzada, el búho real, el cárabo, el mochuelo, la lechuza campestre, la lechuza común y el autillo. Aparte las referidas aves rapaces, dichos montes son frecuentados también por arrendajos, palomas torcaces, tórtolas, picapinos, pitos reales, agateadores, trepadores azules, mosquiteros, carboneros, mitos, chochines, acentores, camachuelos y zorzales y otras muchas especies más. No falta tampoco la presencia de la cigüeña negra, una verdadera joya zoológica; pero, por desgracia, muy vulnerable y que se halla en peligro de extinción.
En lo que se refiere a la fauna reptiliana, las especies más abundantes, sobre todo, en la vertiente meridional del monte de Tonda, son la culebra lisa, la culebra de escalera y la culebra bastarda. Ocasionalmente, hemos podido observar algún ejemplar de en dicha vertiente meridional, y, más ocasionalmente, también en las inmediaciones de Cabeza del Hierro. Menos común que las especies anteriormente citadas, es la víbora hocicuda. Otros reptiles de interés, son el lagarto ocelado y el lagarto verde, junto con varias especies de lagartijas, como la ibérica, la serrana y la colilarga, y, en algunas charcas, habitan el galápago europeo y el leproso.