PIZARRA CON SIGNOS NUMÉRICOS
Epigrafía Hispánica: Pizarras Visigodas
Número de Inventario: RAH/518
Medidas: 46,8 x 24,5 x 2 cm C.E. 24,5 x 17,5 cm.
Letras: 1 – 1,3 cm
Procedencia: Fuenterroble de Salvatierra (Salamanca). Según consta en una nota pegada en el reverso de la pieza, esta pizarra, de gran tamaño, fue donada a la Real Academia de la Historia por D. Manuel Rodríguez Fernández, cura párroco de la localidad el 5 de abril de 1962, por intermedio del Sr. Gómez de Llarena. Sin embargo. En el expediente de D. Manuel Gómez Moreno del Inventario de pizarras figura entre el grupo de piezas procedentes de donativos con el número 26 y la designación “Fuenterroble”.
Descripción: Losa de pizarra de gran tamaño —46,8 x 24,5 x 2 cm C.E. 24,5 x 17,5 cm—; de tono gris medio y ocre con bastantes restos de óxido y moteada en negro. La superficie presenta un aspecto liso, salvo en la zona inferior derecha y en diversas zonas aparece picada. Aunque los cortes son irregulares, la distribución del campo epigráfico permite ver que las filas numéricas están completas, a excepción de los extremos superior e inferior, donde se pierde de las líneas. En la actualidad se conservan 24 líneas, incluidas las conservadas parcialmente, separadas entre sí por rayas horizontales; en el extremo superior hay restos de una raya de este tipo, sobre la que parece verse el vértice de una V, que hemos considerado como línea primera de transcripción. Las combinaciones numéricas son de cifras I, V, X, agrupadas de diferentes maneras y unidas en ocasiones por trazos horizontales; todas las líneas suman 49; sólo hay una excepción aparente: la línea 21 se contabilizan cifras hasta completar esta cantidad, pero a continuación hay otras de incisión más débil, aunque antigua también, hasta un numero de 9, tal vez 10, todas la cifras de la unidad, I. Las distribuciones espaciales de las mismas mantienen una longitud pareja, aunque no exacta, destacando dos conjuntos de longitudes similares, en función de las agrupaciones numéricas establecidas en cada línea; así las líneas 2 a 6, 12, 14 (esta la más corta) 13, 15 a 18, 20 a 23, tienen una longitud similar; las líneas 7 a 11 son algo más largas; se separan algo la línea 14, la más cortas de todas y la línea 19, de longitud mayor, así como la línea 21, especial por su mayor computo, según se ha indicado. A la derecha de la superficie y en sentido perpendicular al conjunto aparece una línea escrita, trazada de arriba abajo, pero con pátina distinta y de trazos incisos, con seguridad, modernamente. Puede leerse X I I I V I I III III, estas últimas agrupaciones tumbadas formando una especie de E E con respecto al resto de las cifras. Parece un intento de imitar las cifras escritas, habiéndose respetado el campo epigráfico original. Apoya la sugerencia modernidad de esta línea el hecho de que en el reverso de la pieza se han esgrafiado nombres escritos castellano, con una paleografía moderna, de letra minúscula que podría datarse en los años del descubrimiento de esta pieza o algo posteriores, y como término ante quem la fecha de entrega de la pieza a la Real Academia de la Historia, en 1962, como se ha indicado. Así, en esta segunda cara, en sentido apaisado con respecto al ancho de la pieza y, por tanto, perpendicular al texto original de la cara anterior, puede leerse Santiago, Juanita y nuevamente Santiago, y entre los dos primeros nombres otro probable que no se lee con claridad, tal vez el mismo de Juanita. Estos nombres están escritos sobre un par de líneas que atraviesan la superficie de un extremo a otra, posiblemente también modernas.
Cronología: Siglo VI-VII. Como todas las pizarras numéricas, la cronología puede abarcar cualquier época dentro de las que cabe suponer para las pizarras de texto, sin que pueda precisarse más, al hallarse sin contexto arqueológico.
Transcripción:
– – – – – –
[– – –]V[– – –]
XV XXIIII
3 X IIII XXX I I I I I
X I I I XV V VIII V III
X I I XV V I I VI V I III
6 XI XV V I I I I IIII V I I I II
II V I I I XVI I I III I I I I II I I I V I I I I
III V I I XVIII V I I I II V I II I I I
9 III V I I XVIII II I I II I I I II V I II I I
III V II XVI I I V I I III I I I II I I I I II
III V I I XVI V I IIII I I I VI I I I I
12 III X I I V I I I IIII I I I I X V III
III V I I VIIII X VIIII V I I IIII
III V I I VIII XXX I
15 II V I I I I VII I I IIII I I XXIII
V I I I XI I I II I I II XXII
X III I V I I II I I I I II XX
18 XV IIII I I II I I I I II XX
XV I III I I I II I I III I I I I I I III I I I III I I I II
X I I VIIII I I VI I III I VI I V I II
21 X I X I I I V I III I V I VIII I II IIII I I I I II
X XI I I I IIII I III I VI V I III
V I I I I XIIII I I I III I I I I I I III I I I III I I I II
24 [– – –]XVII I I[– – –]
– – – – – –
Bibliografía: Gómez Moreno 1966, 13, donde se ofrece un dibujo de la misma, con indicación del lugar de procedencia y medidas de alto por ancho, como ejemplo de pizarra numérica.
Observaciones: Conviene precisar algunas cuestiones en torno a los trazos numéricos de algunas líneas, ya que la existencia de trazos verticales fortuitos podrían inducir a error por confusión con la cifra I. Así al final de la línea 17 hay un trazo tras XX que podría interpretarse como I, pero, como puede verse a través de la fotografía, continua oblicuo hacia abajo alcanzando a dos líneas más y cruzándose con otro horizontal, justo debajo de la última X; en la línea 20, la última cifra transcrita es II, con una línea horizontal que une las dos I y ese prolonga hacia la derecha, pero sin unir una cifra más I, como ocurre en otras pizarras donde estos trazos se prolongan sin llegar a estar completados por ninguna cifra más; aquí se complica la situación pues hay, en efecto, un trazo vertical, pero no se une con la línea horizontal, es más pequeño y de menor profundidad, por lo que pensamos que se trata de una raya fortuita y no debe computarse como cifra I, que, además, haría que la suma total fuera 50 y no 49, como se repite en todas las demás líneas, con excepción de la línea siguiente. Es precisamente en esta línea, número 21, donde se produce una anomalía, según ha quedado expuesto en la descripción de la pieza. Creemos que estos números añadidos no hay que contabilizarlos con el resto de la línea, que si suma en conjunto 49, de ahí que los hayamos transcrito entre II. Dado que estos números suman en total 10 podría pensarse que originalmente los dos X iniciales, hubieran sido esgrafiadas como V y luego se hubieran prolongado desde el vértice convirtiéndose en X, dada su ejecución un tanto horizontal, pero aislada sin unirse a ninguna otra cifra, como ocurre a veces con V; es posible que las últimas cifras se hubieran tratado de anular, al sumar ya 49 la línea, una vez convertidas la V en X. Sea como fuere el proceso, lo cierto es que estos débiles números del final deben excluirse del cómputo. En la línea 23, la cifra V inicial y II final sólo se ven parcialmente, pero lo conservado permite restituir estas cifras que completan el cómputo 49 una vez más. En la línea 24 la X inicial se ve sólo parcialmente, sin embargo, la forma de ejecución de las cifras siguientes, a las que se une por un trazo horizontal, aconseja restituir aquí una X, mejor que cualquier otra cifra.
Fuente: Juan Manuel Abascal y Helena Gimeno. Epigrafía hispánica. Madrid. Real Academia de la Historia, 2000.