La diversidad de espacios naturales existentes en el término de Fuenterroble de Salvatierra, favorece la presencia de numerosas especies animales, con especial representación de las aves.
Históricamente, el conjunto de elevaciones constituido por el monte de Tonda, Peña Gorda, Las Pedrizas y los Trampales, ha albergado una fauna variada, representativa del medio forestal, que, en diversas áreas, alterna con especies propias de la dehesa. Todavía hoy, el núcleo de Tonda, caracterizado por la presencia de un robledal bastante bien conservado, adquiere categoría de auténtico remanso ecológico. En los sectores más meridionales de dicho monte, predominan los carrascos y encinas.
La montuosidad de dicho espacio natural, ha favorecido, tradicionalmente, el desenvolvimiento de una nutrida fauna, citándose, hasta comienzos del siglo XX, la existencia de lobos, ciervos y corzos, aparte otras muchas especies de mamíferos, de aves y de reptiles. A dicho monte, debe de referirse Riera, cuando, a finales del siglo XIX, aludía a un robledal de propios, que aprovechaban varios municipios y que, por aquel entonces, se hallaba en fase de repoblación (natural)[1]. Ello quiere decir que dicha masa forestal se estaba recuperando de pasadas explotaciones, dado el carácter que, en efecto, tenía como monte de propios. Recuérdese que Tonda había constituido, desde la Edad Media, una importante fuente de aprovechamiento de recursos naturales para los pueblos integrados en la comarca de Salvatierra, como ya hemos destacado en otro capítulo de esta misma obra.